miércoles, 19 de agosto de 2020

Hablemos del abuso sexual



La violencia sexual como problema social se replica en diferentes formas y en los diversos entornos sociales, como la familia, las instituciones, los medios de comunicación, como así también, se hace presente en las múltiples formas de relaciones interpersonales. La violencia en las parejas es un tema que aparece casi a diario en los medios de comunicación, en los que se muestran los casos más extremos. Sin embargo, en la vida cotidiana suceden actos abusivos más sutiles que se encuentran naturalizados, no sólo en las relaciones sexuales, sino que se puede manifestar también en comportamientos que no son respetuosos de las necesidades, deseos, intereses, en suma, de los derechos de las personas. Definimos abuso sexual como cualquier clase de búsqueda y obtención de placer sexual con un niño, niña o adolescente por parte de una persona adulta. No es necesario que exista contacto físico (en forma de penetración o tocamientos) para considerar que existe abuso. Se estipula como abuso también cuando se utiliza al niño, niña o adolescente como objeto de estimulación sexual. Es decir, abarca el incesto, la violación, la vejación sexual (tocar de manera inapropiada una persona adulta a un niño, niña o adolescente, con o sin ropa, o bien alentar, forzar o permitir a un niño que toque inapropiadamente a un adulto o adulta), y el abuso sexual sin contacto físico (seducción verbal, solicitud indecente, exposición de órganos sexuales para obtener gratificación sexual, realización del acto sexual en presencia de un o una menor, masturbación en presencia de una niña, niño o adolescente, exhibición de pornografía a menores, uso de menores para material pornográfico) (Ministerio de Salud, 2010).

Existen diversos tipos de abusos. Los abusos y violaciones sexuales también pueden ocurrir en el contexto de vínculos afectivos o mal llamados “amorosos”, así denominados desde el más básico sentido común, que no analiza ni diferencia cuando en las relaciones existe la humillación, el sometimiento, la falta de confianza y el deterioro de la autoestima. Los vínculos afectivos son saludables cuando en ellos se manifiesta amor, cariño, confianza, buen trato y la libre expresión de ideas y sentimientos. Es importante visibilizar que todos los vínculos emocionales, ya sean familiares, de pareja u otras formas de relaciones humanas se van construyendo en el tiempo, es decir son procesos que tienen una historia.

La violación seguida de muerte es la forma más extrema de la violencia sexual. Esto puede ocurrir como producto de un ataque o asalto sexual ocasional; en este caso es antecedido por violencia y sometimiento físico, amenazas y coerción en múltiples formas, incluso con el amedrentamiento para el ocultamiento de este delito; la intención explícita es infligir dolor, terror y reducir la posibilidad de defensa de la víctima. Es importante destacar cómo se ha ido incrementando en nuestra sociedad la visibilidad sobre la violencia y la crueldad contra las mujeres; hablar de esta violencia en su plena dimensión nos permitirá reflexionar sobre los factores sociales, comunicacionales y creencias sin evidencia que se reproducen explícita o implícitamente en la vida social y en lo cotidiano. La violencia sexual genera un daño grave a la integridad física, psíquica y social de la víctima, y es un delito, tal como lo establece la Ley Nº 26.485, sancionada en 2009, de Protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres en los ámbitos en que desarrollen sus relaciones interpersonales.

En nuestro país, frente a los graves hechos sociales de violencia extrema hacia las mujeres, la sociedad ha respondido masivamente poniendo un límite y visibilizando su repudio e intolerancia a las agresiones, a través de marchas multitudinarias bajo el lema “Ni una menos”. Estas marchas se concretaron en muchas ciudades de nuestro territorio tras la pasmosa sucesión de femicidios. Las últimas estadísticas revelan que la violencia de género mata a una mujer cada treinta horas. También se ha avanzado en la implementación de políticas públicas en relación con la trata de personas, reconociéndola como otra forma de violencia de género. Como sociedad estamos atravesando un momento de fuerte demanda al Estado para que se planifiquen, financien e implementen políticas públicas de protección a las mujeres y atención especializada a las víctimas y sus hijos e hijas (si los tuvieren), como también políticas de pronta y efectiva intervención del sistema judicial que sancione a los agresores. Asimismo, es importante el desarrollo de campañas de sensibilización y prevención en la problemática; y un trabajo sostenido para seguir avanzando en un cambio de modelos educativos y culturales, que apunten a construir una sociedad justa y equitativa, erradicando la violencia de género.

Los invitamos a pensar un poco en las siguientes preguntas.......

  • ¿Qué emociones generó el video?
  •  ¿Qué es el abuso sexual?
  • ¿Cuáles son los distintos tipos de abuso sexual?
  •  ¿Por qué será que las personas que pasan por algunas situaciones de abuso sexual mantienen el silencio?
  • ¿Qué podemos hacer frente a una situación de abuso?
  • ¿Conocen algún 0800, alguna página de Internet o algún organismo –estatal o no– donde puedas hablar o conseguir ayuda?


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