La masa madre es un cultivo simbiótico de las
levaduras presentes de manera natural en alimentos, como los cereales, en especial
levaduras como la Saccharomyces cerevisiae, responsable también de la
fermentación del vino y la cerveza, y bacterias presentes en el medio ambiente
Las cepas de levadura de la
masa madre son relativamente resistentes a las bajas temperaturas (más que las
de la levadura comercial) por eso se pueden almacenar “vivas” alimentándolas
con harina y agua; o bien en estado pasivo, adormecidas a bajas temperaturas,
por ejemplo, en la nevera (siempre sobre cero).
Para elaborar masa madre se
necesita agua y un cereal, preferiblemente en estado de harina. Se junta el
mismo volumen de harina y de agua y se deja a temperatura ambiente. A lo largo
de varios días (depende de las condiciones, puede variar de tres días a una
semana) se procederá a desechar la mitad de la masa. Se mezcla medio volumen de
harina y agua “nuevas”, y se añade a la masa “antigua”, de esta manera se
procura que a cada “carga de alimentos”, aumente la probabilidad de atrapar las
levaduras y bacterias presentes en el cereal. Al cabo de 2-3 días la masa
empezará a burbujear y desprender un ligero olor acre o avinagrado. Se seguirá
alimentando hasta que esas burbujas hagan que el espeso líquido aumente de
volumen. En ese punto, la masa está preparada para ser usada en la elaboración
de pan. Este proceso suele dar resultados más rápidos con harina integral de
centeno.
Es importante atender la
temperatura del proceso. En los lugares donde la temperatura ambiente es baja,
lo ideal es hacerlo en las zonas de la casa más temperadas como en las proximidades
de las cocinas, donde la temperatura promedio en general bordea los 30-38°; en
climas más cálidos no es necesario tanto cuidado. Esto acelerará el proceso de
fermentación bajando además la probabilidad de que la masas se contaminen con
otros organismos no deseados que podrían causar mal olor y aspecto de la masa
madre. Si el ambiente es muy frío, del orden de los 18° o menos, el proceso
tardará mucho tiempo y el resultado no será agradable de olor. Por el
contrario, si se expone la masa a una temperatura por encima de los 40-45°, las
levaduras pueden terminar muriendo o la masa puede cocinarse. Un buen criterio
es que esté tibio, pero cómodo al tacto.
Materiales
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Harina
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Agua
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Frasco de vidrio
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Cuchara
A continuación, los invitamos a mirar el siguiente vídeo, donde contaremos, el paso a paso de la experiencia.
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