INTRODUCCIÓN
A LA QUÍMICA
Hola chicos, espero se encuentren bien,
seguimos en cuarentena y con todas las medidas de prevención Covid- 19. Durante Junio trabajaremos en actividades experimentales, va a ser una instancia donde
se pueda realizar desde juegos lúdicos, artísticos, y descubrir gustos
personales.
Desde el área de Introducción a la Química
proponemos como actividad la música,
ya que es inspiradora y renovadora.
Consigna
1-Leer el texto que figura a continuación. Escribir
el nombre de las hormonas disparadoras en nuestro cerebro cuando escuchamos
linda música.
2-Elegir una canción en particular (tener
anotado el autor e intérprete), tomar una estrofa, la que más te guste, te haya representado o movilizado. Contar en pocas palabras las sensaciones que surgieron en vos.
Música, cerebro y hormonas, una relación muy
estrecha
Tu oído y tu cerebro, y por
tanto tus sentimientos, están más conectados de lo que puedes imaginar. La
música llega a nuestro cerebro y allí se producen ciertas sustancias que acaban
generando desde sentimientos placenteros hasta de tristeza o incluso miedo. Te
descubrimos algunos detalles de esta compleja relación.
La música afecta a tus emociones
Esto lo saben muy bien en el mundo audiovisual. Si
has probado alguna vez a ver la misma escena de una película con distintas
melodías de fondo, te habrás dado cuenta de la importancia de la música.
Encontramos el ejemplo en el cine de terror, donde el sonido es empleado para
generar suspense y angustia. Esto es debido a la reacción de la amígdala
cerebral (un grupo de neuronas situado en el lóbulo temporal del cerebro) y que
nos predispone a entrar en estado de alerta ante el estímulo sonoro.
Un cerebro
musical
Capacidad de percepción, movimiento, coordinación o
audición, son algunas de las virtudes esenciales de un buen músico e implica
que su cerebro cuente con algunas partes especialmente desarrolladas. Por
ejemplo, en ellos, ambos hemisferios del cerebro se encuentran altamente
conectados mediante una estructura de fibras nerviosas que se agrupan en el
denominado cuerpo calloso. También cuentan con un buen desarrollo del cerebelo,
que es la parte encargada de la percepción del ritmo.
La música amansa a las fieras
Es sabido que escuchar música puede tener un efecto
tranquilizador y es por ello que la musicoterapia, en el campo de la
psicología, es una disciplina con un desarrollo cada vez más amplio. La
explicación del dicho popular está llena de ciencia. La música actúa
sobre el hipotálamo, el núcleo de accumbens y el área tegmental ventral, lo que
activa los centros de recompensa y placer de nuestro cerebro. También estimula
la producción de óxido nítrico, una
sustancia vasodilatadora; la liberación de serotonina; y ayuda a reducir los niveles de cortisol,
la hormona responsable del estrés y la ansiedad.
Es triste
pero me gusta
Aunque puede sonar contradictorio, es verdad que
algunas personas disfrutan escuchando canciones tristes. Esto es debido a
otra hormona, en este caso la prolactina, segregada por nuestro cerebro cuando sentimos
tristeza para producirnos un sentimiento de consuelo.
Anhedonia musical
También existen personas a las que no le gusta la
música, pero no es que sean bichos raros. Tampoco se trata de una enfermedad, sino
de un trastorno conocido como Anhedonia
musical. Este trastorno impide sentir placer a quien escucha la música
y parece estar relacionado con las vías nerviosas que relacionan el oído
con el sistema de recompensa de nuestro cerebro.
No puedes quitarte esa canción de la cabeza...
Seguro que te ha pasado, aunque detestes la
canción. Sobre todo con las melodías de algunos anuncios. La respuesta se
encuentra en la llamada corteza auditiva
del cerebro y sucede porque nuestro órgano pensante intenta
ordenar la información. En ocasiones, tratándose de la música, interpreta que
hay trozos de la melodía incompletos, por que procura llenar los espacios que
le faltan y la repetición es la manera que tiene de buscar las piezas que no
tiene. La publicidad acude mucho a esta "jugarreta" de nuestro
cerebro para crear un vínculo y así hacer que pensemos todo el rato, de alguna
manera, en el producto que están intentando vender.
Mi voz no suena así
Aunque te escuches raro en una grabación, hemos de
decirte que esa es tu verdadera voz. Esto es debido a que el sonido del
exterior es percibido por tu tímpano y oído interno, que al vibrar,
envía la información al cerebro para ser interpretada. Sin embargo cuando
hablas, las vibraciones internas de nuestro cuerpo, de las vías respiratorias y
las cuerdas vocales se añaden a la sinfonía que tu cerebro interpreta como tu
voz. De ahí que cambie la percepción a pesar de que sea la misma.
La música nos une
Cuando varias personas escuchan a la vez un mismo
tipo de música, esta es susceptible de estimular sus neuronas cerebrales de la
misma manera, dando lugar a una especie de sincronización que puede desembocar
en una experiencia o conexión emocional compartida a través del ritmo. Los
ejemplos más habituales son los conciertos de música o los ejercicios
sincronizados de algunas disciplinas olímpicas. De hecho, esta también puede
ser la razón por la que en muchas culturas, a la hora de una batalla, los
ejércitos contaban con tambores de guerra u otros instrumentos para sincronizar
de alguna manera a los combatientes y acrecentar la valentía de los luchadores.
Algunos animales como los murciélagos y los
delfines se orientan a través del oído. Otros como los perros o los cerdos,
ponen en su sentido de olfato la mayor confianza a la hora de orientarse. El
ser humano, por el contrario, es un animal eminente visual. Nuestros ojos observan el mundo y descifran los
códigos no verbales que inherentemente empleamos en nuestra comunicación
diaria. Sin embargo, el oído también juega un papel
fundamental en nuestro día a día, teniendo una gran repercusión en nuestros
estados de ánimo y emociones. Te contamos algunas cosas sobre como el sonido y
la música te cambian la vida a diario.
Ahora ves como la música también es pura Química!!!!!
BIBLIOGRÁFIA
https://www.nationalgeographic.com.es/ciencia/musica-cerebro-y-hormonas-relacion-muy-estrecha_14069/8